Mi vida en una caseta de teléfono

¿Qué pasaría si… tu vida…?

Hoy despiertas, sabes que es un día normal y como cada día partes a una caseta de teléfono (de esas rojas como las cabinas inglesas) tu cabina favorita es una que se encuentra en una esquina de un gran parque donde puedes escuchar toda clase de sonidos y percibes una gran cantidad de colores.

Caminando hacia tu cabina el mundo parece ir mas lento: los niños que van corriendo a tu izquierda se mueven mas despacio, el anciano que se encuentra sentado en la banca se queda estático por gran cantidad de tiempo sin prestarte atención – la sensación que debes sentir es la siguiente: al momento que vas caminando y aprecias toda esa vida llena de colores y sonidos se va transformando en una fotografía en blanco y negro con cada paso que avanzas hacia tu cabina-.

-Te has preguntado: ¿por qué vas a una caseta de teléfono publico si posees teléfono en tu casa?- la respuesta es: -tienes que ir a “reportarte” para revisar el directorio, pues ahí vienen las indicaciones para vivir tu vida, cada día es una página nueva, retos distintos y gente nueva por conocer. –

Todo, absolutamente todo de tu vida, esta escrito en dicho directorio. Entonces te preguntas -¿Por qué no veo mi futuro, me anticipo y puedo prevenir aspectos negativos y gozar al máximo los positivos? – La cuestión es: si eres capaz de lidiar con el hecho de que alguna de esas paginas contiene la fecha de tu muerte y a pesar de que tu futuro esta escrito en dicho libro, todo puede cambiar de un día a otro, razón por la cual acudes a diario; no para anticiparte al futuro sino analizar tu presente y aprender del pasado –

Habiendo seguido esta rutina por largo tiempo  la curiosidad te invade y quieres dejar de ser dependiente, quieres eliminar la necesidad de ir a la cabina de teléfono y tomas una de las decisiones más importantes de tu vida: Ver el futuro. Como cada día, acudes a tu cabina decisid@ a ver que te depara el futuro y porque no, saber cuando partirás de este mundo.

El efecto del sendero es el mismo: de colores y sonidos transitas a un blanco y negro, todo se detiene y sosteniendo el pesado directorio, lo abres donde te quedaste. Pasas una página, la lees con detenimiento, sigues hojeando y por más que buscas tu deceso no lo encuentras.

¿Tienes idea por qué? Estabas buscando una frase o un indicio que marcara el fin de tu vida y al precipitarte pasando tantas paginas olvidaste leer con detenimiento una oración que indicaba cuando seria el inicio del fin.

Desesperad@ por no encontrar el inevitable cierras el libro, te marchas… al salir de la cabina te espera una persona (quien habría de convertirse en el amor de tu vida), se ven a los ojos (los colores y sonidos vuelven a la vida. Ustedes se sonríen y por alguna razón se toman de la mano puesto que sienten que ya se conocían. Finalmente caminan por el sendero de regreso a un lugar tan especial como solo tú imaginarías.

Han pasado 23 horas y has vivido prácticamente en el paraíso desde que dicha persona llego a tu vida, al completarse el ciclo de las 24 horas ocurre el tan esperado suceso – ¿lo puedes deducir? De cualquier forma te diré lo que paso – Tu felicidad fue tal que partiste a mejor vida.

El amor de tu vida regresa a la cabina donde ocurrió ese gran suceso, donde se conocieron, aunque realmente ya se conocían pero finalmente se habían encontrado. Tu amor se preguntaba lo que hacías en la cabina puesto que no estabas hablando por teléfono.

Se decide a entrar, ve el directorio, lo abre y lee la pagina en la que te habías quedado, al final viene una ultima oración que te indica que pasaras las ultimas 24 horas de tu vida mas felices acompañad@ de un@ aparente extrañ@.

El amor de tu vida cierra el directorio y una lágrima sale de sus ojos, se lleva el libro consigo y se dispone a guardarlo contigo como si fuera un secreto que solo ambos sabrían.

Camina por el mismo sendero es entonces cuando se percata que los colores y los sonidos ya jamás desaparecen, muestra una sonrisa por que al final de cualquier historia espera reunirse contigo en el infinito.

¿Qué pasaría si… tu vida… transcurriera en tan sólo un día?

Por Felipe de Jesús Mendoza Aguilera