Una y más vidas contigo
Y estaba escrito: “Mi amor por ti será tan duradero y tan
intenso como el grabado que he hecho sobre esta piedra”.
Estaba agotado, pero feliz de haber terminado el día de hoy
una de mis obras más importantes de mi vida. He seleccionado la piedra en la
que inmortalizaré mi amor por ti y he labrado en ella el mensaje que a manera
de promesa me dispongo a cumplir por tanto tiempo como el instrumento resista.
Tengo mis manos un poco lastimadas puesto que el grabado fue
de gran profundidad y te he de confesar que mis instrumentos fueron algo más
que rudimentarios: un cincel muy improvisado y una roca más pequeña que fungió
como martillo.
Así pues dispuse de un día completo en el desierto, bajo el
sol abrazador con un viento tan caliente que ardía la piel en cada soplar; todo
sacrificio vale la pena, al menos si logro transmitir lo que siento por ti,
claro está que también estuve trabajando en la contrastante noche, con una Luna
inspiradora, llena, que alumbraba y conspiraba a mi favor para concluir la
obra.
Las estrellas se arremolinaban y viajaban de un lado al
otro, el silencio era abrumador y me encontraba bajo la presencia de animales
que observaban perplejos por un momento a un ser humano que abrazaba a una roca
que difícilmente emitiría alguna respuesta.
Habiendo terminado en la madrugada del día siguiente y sin
haber comido me dispuse a continuar mi camino y dejar ahí mi obra concluida, ¿Qué
a dónde fui? Sencillo, a encontrarme con mi amor y cumplir mí promesa.
La roca se quedó inerte, solitaria en un paraje donde era el
único monumento que se podía ver en kilómetros, los días y las noches pasaron
tan rápido como las estaciones mismas. Las bestias transitaban sin percatarse
del grabado. La vegetación llegaba y se iba con las estaciones aunque había
cierta predilección por establecerse contiguo al monumento.
Así fue como transcurrieron más de 2450 años y aún quedaba
el vestigio de un grabado hecho sobre mi roca, pero ahora ya no se encontraba
en el mismo lugar de siempre. El tiempo se había encargado de fragmentarla y
por razones del destino se encontraba dispersa en el mundo.
En algunas civilizaciones mi obra era adorada; pues no podía
ser descifrada, pero su presencia evocaba respeto y emitía un sentimiento muy
peculiar: paz y tranquilidad, mas no se limitaba a dichos sentimientos sino que
unía inexplicablemente a las parejas.
Los fragmentos siguieron dispersándose a lo largo del tiempo
hasta que la pasión por la historia fue lo suficientemente fuerte para reconocer
que mis fragmentos formaban parte de una estructura mucho más grande y que
permitiría descifrar su mensaje.
Así fue como se emitió un mensaje a todo el mundo, se
indicaban los rasgos característicos y se también se indicaba que el objetivo
era recolectar una de las obras más antiguas de la humanidad. De todas partes
del mundo se hicieron envíos y donaciones, incluso de tribus nativas que se
enteraron del alcance que se proponía.
Por fin todos mis fragmentos se encontraban juntos y
dispuestos a ser unidos por gran cantidad de personal, aunque el grabado en
apariencia se había dañado un poco, aún era legible y en tan sólo unos años
lograron restaurar mi obra que con tanto ahínco les había heredado.
¿Me permitirías contarte un secreto? En realidad tú ya has
visto mi obra, seguramente has entrado a algún museo en el cual se encuentra
expuesto y resguardado. Quizá no le has puesto la suficiente atención, pero te
invito a que pienses que aun sin poder entender el dialecto con el que he
grabado mi mensaje serás capaz de interpretarlo.
Porque mi promesa sigue en pie: “Mi amor por ti será tan
duradero y tan intenso como el grabado que he hecho sobre esta piedra”.
Por: Felipe de Jesús Mendoza Aguilera
Wow ! Un muy gran Amor te había inspirado… una persona tenía mucha suerte !
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